Pero no, efectivamente, la foto no se había colado, sino que pertenecía a la zona que estaba buscando, a toda esta comarca de Cataluña cuya capital es Olot.
Esa construcción de la punta es el precioso Santuario del Far, en el cual no solo es posible disfrutar de unas vistas únicas, sino también comer y dormir, pues hay una hospedería con 16 habitaciones, además de restaurante.
Dice en su página web que, desde sus 1.123 metros de altura se puede ver buena parte del Pirineo, la ciudad de Gerona, las islas Medas e, incluso, el Puigmajor de Mallorca, situado en línea recta a unos 300 kilómetros.
Se puede llegar en coche, como al 99% de los hoteles y restaurantes del mundo, pero también hay rutas muy interesantes de senderismo.
Estas formaciones geológicas tan similares a los tepuyes se llaman cingleras, una palabra preciosa que en español no existe y que yo no había oído nunca. Cinglera viene de ‘cingle’, que es un gran cortado. Cuando adquieren esta forma triangular, con dos cortados que se juntan en un punto, se denominan cingleras, lo que me lleva directamente a la entrada de mañana.
CONCLUSIONES:
Podemos ver la ermita a la derecha de ese magnífico promontorio rocoso que ciertamente recuerda al promontorio de Montserrat. En este promontorio con toda seguridad hay ablandamiento de rocas. Todo ese promontorio iba a ser algo alucinante. Un nexo de unión física entre el lugar de procedencia de los verdaderos constructores y este planeta, que se desplazarían de una forma instantánea, desde cualquiera de las constelaciones zodiacales que nos rodean, hasta nuestro planeta para enseñarnos toda su tecnología y su enorme saber. Además las religiones no estarían incompletas si nuestros creadores no hubiesen tenido que abandonar el planeta de una forma repentina.
Rafael Alfonso Alfaro García.