Este año, 1923, como en otros muchos años de la historia de la Plaza de Toros de la Corredera, el Ayuntamiento de Colmenar Viejo hubo de ser el empresario ante la falta de concurrencia de empresas para ofertar por la adjudicación. En las condiciones para ser adjudicatario no se establecía ningún tipo de subvención y se exigía un canon por utilizar un inmueble público. Lo intentaron por dos veces, en el mes de abril y en el mes de mayo; pero nada. El alcalde en esos momentos era Vicente del Valle y en España reinaba Alfonso XIII, y presidía el que sería el último gobierno constitucional de este rey, el liberal Manuel García Prieto.
Entre otras cosas, los colmenareños no eran de acudir con mucho tiempo de antelación a la plaza, lo que llevó al ayuntamiento a establecer dos soluciones, por un lado pusieron un obstáculo en la puerta de acceso a los tendidos para ordenar al público; y además, como las cuestión social debía andar muy revuelta, establecieron que en cada una de la puertas estuviera presente, como vigilante, un concejal para evitar altercados.
Para prevenir discusiones posteriores, antes de comenzar la feria se estableció que el precio de la carne de los toros de lidia fuese de 25 pesetas la arroba. También, en este año, se estableció una costumbre que perdura un siglo después, que es la de invitar a los festejos taurinos a las autoridades locales, entonces los colocaban en el palco presidencial, ahora se instalan, sobre todo, en los burladeros del callejón.
Unos días después de las fiestas, concretamente el 15 de septiembre, el Capitán General de Cataluña Miguel Primo de Rivera encabezaba un golpe militar y se puso al frente de un Directorio Militar, que tras ser aceptado por el Rey, que continuó en el trono, gobernó en España durante varios años, periodo conocido como Dictadura de Primo de Rivera.
Una de la acciones inmediata fue la supresión de los partidos constitucionales y por lo tanto la destitución de los alcaldes, nombrando para presidir los ayuntamiento a militares que actuaban como Delegados del Gobierno, Para este cargo en Colmenar fue nombrado el Capitán de artillería Manuel Acosta Madrazo, Alfonso XIII estuvo en Colmenar el 10 de julio de 1923 que años más tarde, tras otro pronunciamiento militar, ya siendo comandante, fue condenado a muerte por un tribunal popular de Madrid, ciudad en la que fue fusilado el 8 de noviembre de 1936.
Pero no adelantemos los acontecimientos que habrían de llegar y que los colmenareños de entonces ni vislumbraban y recordemos el primer festejo que se dio ese año. Fue una becerrada un buen día del mes de julio, y que fue organizada por varios aficionados con Francisco Mondejar al frente, lidiándose dos becerros, el primero fue estoqueado por Leandro Balsa, por haberse lesionado Manuel Rosada, el otro lo fue por Andrés García, destacando en banderillas Enrique Nieva, José Dávalos y José Pinto, actuó como director de lidia el ex novillero José García Santiago. La becerrada se celebró porque en las inmediaciones del municipio se estaban celebrando maniobras militares que fueron inspeccionadas por el rey Alfonso XIII, en las inmediaciones de la presa de Santillana, el día 10 de julio.
La Feria Taurina se celebró entre el sábado 25 y el miércoles 29 de agosto. El primer día fue una novillada del ganadero local Félix Sanz, resultando dos de ellos buenos y los otros broncos. El novillero Tabernerito toreo bien de capote y muleta, pero mató mal a su primero, y en el tercero estuvo discreto y le mató de pinchazo y media estocada. El otro novillero Vicente Córdoba “Chicorro” toreó muy bien a la verónica y cerró la tanda con un farol, con la muleta estuvo muy valiente pasándose muy cerca el novillo, mató de pinchazo y una buena estocada por lo que fue muy aplaudido, en el último de la novillada, que era muy grandote, también estuvo valiente
pero lo mató mal, de dos pinchazos, media estocada y varios golpes de descabello.
El domingo 26 se celebró la segunda de Feria con lleno total en los tendidos y con la asistencia de muchos aficionados llegados desde Madrid, se lidió una corrida de cuatro toros de la ganadería local de Aleas, que cumplieron a excepción de cuarto.
Antonio Sánchez, muy valiente, toreó muy bien de capote y muleta, acabando con su primero de un estupendo volapié, y a su segundo, de pinchazo y una gran estocada, fue ovacionado durante toda su actuación. Joselito Martín fue el otro espada, también muy valiente, hizo muy buenos quites y si a su primero lo mató bien, al otro todavía mejor, siendo, igualmente, fue muy ovacionado. La nota negativa sucedió con el banderillero Pedro Alcaraz que sufrió una dislocación del codo derecho al caerse al saltar la barrera. Antonio Sánchez Ugarte fue un célebre personaje madrileño que toreo su primer becerro en la Plaza de Madrid el año 1912. Y debutó como novillero, en la misma plaza, el día 16 de junio de 1919 alternando en el cartel con Joselito Martín, que también le acompaño en este cartel de Colmenar Viejo, además de Enrique
Cano “Gavira”. Tomó la alternativa en Linares en 1922, un año antes de torear en Colmenar, con Ignacio Sánchez Mejías de padrino y Marcial Lalanda de testigo, y la confirmó el siguiente mes de octubre con Luis Freg de padrino. Una gravísima cornada recibida el día 22 de septiembre en la plaza de Tetuán de la Victoria, le retiró de los ruedos dedicándose desde entonces a regentar la taberna de la calle Mesón de Paredes de Madrid, que desde ese momento se llamó Taberna de Antonio Sánchez, que se convertiría en un centro de reunión de intelectuales, artistas y toreros. Ignacio Zuloaga hizo allí una exposición de sus cuadros y Antonio Díaz Cañabate la dejó plasmada en su libro “ Historia de una tertulia” escribiendo: “La taberna es única en su clase, porque muchos, en lugar de ir a beber vino van a ver los cuadros, aunque luego acaben bebiéndose tres docenas de copas” Y es que el tabernero torero se había convertido, también, en pintor que retrató personaje populares madrileños, colgado estos cuadros en las paredes de la taberna.
¿Cuándo y por qué se armó el gran escándalo en la plaza de toros de Colmenar? La calificación de gran escándalo la damos nosotros porque hubo fuertes protestas y por la contundente actuación de las fuerzas del orden, y tuvo lugar en la novillada del lunes 27. La causa, como en otras muchas veces ha sucedido en la Plaza de La Corredera, fue por el ganado, en este caso
por los novillos. Estaban anunciados cuatro de los Herederos de Vicente Martínez para Gregorio Garrido y Francisco Almonte. El primer novillo fue devuelto a los corrales por chico, y el que se
lidió como sobrero lo mató Garrido de buena estocada; el siguiente que le correspondió a Almonte, también se lidió sin ningún tipo de incidencias. En el tercero los lidiadores se negaron a torearle porque decían que ya se había toreado en las plazas de distintos pueblo y se había resabiado e iba al bulto: se mantuvieron en su postura con reseñables caras de terror. Y ahí comenzó el gran escándalo, porque el público saltó al ruedo agrediendo a los toreros, haciéndose necesaria la presencia de la guarPortada de la histórica taberna de Antonio Sánchez, en la calle del Mesón de Paredes, 13 de Madrid, un lugar histórico que aun hoy en día puede ser visitada...
Gregorio Garrido citando en foto sin datar (Archivo ABC) dia civil. El novillo fue devuelto a los corrales, saliendo en su lugar otro que fue lidiado con normalidad y dignamente por Almonte. El público esperaba la salida del cuarto novillo, pero la empresa dijo que ya no había más, que se habían lidiado los dos que había para sobreros y que no había más toros. El público saltó de nuevo al ruedo y la guardia civil tuvo que intervenir, realizando varias cargas contra los espectadores que se defendían con las piedras que anteriormente había arrojado al ruedo, resultando varios heridos.
Esta es la versión del periódico La Acción en su edición del 28 de agosto de 1923, pero en el periódico El Imparcial, publicado dos días después, es decir el 30 de agosto, la crónica de este festejo firmada por su corresponsal Berrocal, decía todo lo contrario, pues para él los novillos de los Herederos de Vicente Martínez fueron bravísimos, hasta el punto, resalta, de ser ovacionado el ganadero que se ncontraba viendo el festejo en una localidad del tendido; también afirmaba que todos los toros fueron aplaudidos en el arrastre, y negaba la actuación de la guardia civil y el que hubiera habido heridos.
Resalta una aclaración afirmando que el tercer toro no era de la ganadería de los Herederos de Vicente Martínez y que si fue devuelto a los corrales fue por la negativa de los toreros a lidiarle, concluyendo que tras la devolución de ese toro se dio por finalizado el festejo sin más incidentes.
Estas cuestiones, la de versionar lo ocurrido, con distinta mirada, sigue sucediendo en la actualidad, en eso hemos cambiado poco, El martes 28 de agosto, hubo otra novillada con ganado de Victorio Torres actuaron los novilleros “Tabernerito” que toreó bien de capote y muleta y mató con brevedad, acompañado de “Chicorro”, que ya había actuado con éxito en la novillada del sábado.
En esta segunda tarde también triunfó al torear bien de capote y muleta, matando su primero de una estocada superior y a su segundo de un soberbio volapié, lo que le valió muchos aplausos y un gran reconocimiento de los aficionados locales.
El miércoles 29 de agosto, y como final, tal como ocurrió durante muchos años, la Portadas de los dos periódicos que publicaron versiones tan distintas de lo ocurrido en la Plaza de La Corredera charlotada. En esta ocasión el toreo bufo, así denominado, corrió a cargo de la cuadrilla de Don Quijote, Sancho Panza y El Barbero, que divirtieron e hicieron las delicias del mucho público que asistió. En la llamada parte seria Antonio Mieres y Luis Saavedra que estuvieron muy bien y fueron aplaudidos.
Como ya expresamos, en este artículo, el 15 de septiembre se había impuesto en España la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, y a los pocos días se estaban realizando en las inmediaciones de nuestro pueblo maniobras militares por los regimientos León y el Rey, y a los aficionados Juan Cabello y Curro Caro se les ocurrió, que con tanta tropa por aquí, sería buena idea organizar un festival taurino, y así lo hicieron, celebrándose el días 9 de octubre, respondieron y ocuparon buena parte de los tendidos los soldados de la brigada Saro para ver ante unos utreros, que mansearon, a El Gallo que toreó de capa y muleta sin quedarse quieto, y que mató de cuatro pinchazos y dos descabellos. Chicuelo fue muy aplaudido tras torear muy bien por verónicas y al torear de muleta muy cerca, mató de estocada atravesada, media y descabello. Marcial Lalanda con el capote se lució más que con la muleta matando de media defectuosa y su hermano Pablo Lalanda fue ovacionado al ejecutar buenas verónicas muy ceñidas, en banderillas le ofreció un par a El Gallo que puso un par al trapecio, suerte inventada por este torero. Es una suerte llamativa, pues el torero, que espera al toro hasta el embroque, tiene tiempo para adornarse, y además requiere muy buenas cualidades físicas, el torero se coloca frente al toro con los pies juntos y los brazos alzados en toda su longitud, cogiendo las banderillas en posición horizontal, como si estuviera colgado de un trapecio, y con las voz y saltos llamará la atención del astado, cuando este se arranca y llega a jurisdicción, humilla para dar el hachazo, y en ese momento el torero suelta las banderillas y clava haciendo un quiebro para buscar la salida. Pablo Lalanda clavó uno de frente bueno, y los dos juntos parean al cuarteo siendo muy ovacionados, después con la muleta estuvo muy valiente, mató de media en todo lo alto y fue muy ovacionado.
De estas formas y con estas circunstancias vivieron nuestros antepasados colmenareños sus fiestas, y otros festejos taurinos anteriores y posteriores a los que programaban en los días de la Función; había más pasión en ello que ahora, pues era su principal modo de diversión general.
Por otro lado, la situación política, con todas las circunstancias de los problemas en el norte de África, no propiciaba buenos momentos sociales ni políticos, llegándose, como en demasiadas ocasiones en la historia de España a la implantación de un régimen totalitario propiciado por un golpe militar.