Los proyectos imposibles de Colmenar Viejo: Las promesas que cuestan dinero y las víctimas propiciatorias

Sociedad
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La semana previa a la presentación de los candidatos de su partido, el alcaldable popular de Colmenar Viejo volvía a proponer algunos de los proyectos que quiere impulsar, aunque su ejecución sea imposible de realizar. Días atrás se lanzaba con el enésimo intento de captar la atención de algunos votantes con el derribo de la plaza de toros de la Corredera, sin importarle que sea un bien protegido por la comunidad autónoma. Ni qué decir que la misma idea roza la prevaricación y solo puede entenderse pensando mal de las intenciones que animan tal proyecto. 

Por si esto fuera poco, en esta ocasión se despacha, erre que erre, con un polígono tecnológico, “verde y bien comunicado, que en sinergia con el vecino municipio de Tres Cantos sea un gran hábitat para la instalación de farmacéuticas y empresas digitales, lo que supondrá un crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo”, tal como se recoge un medio de publicación comarcal de los que reciben la contratación de publicidad institucional del ayuntamiento de Colmenar Viejo. Este plan es un cebo más en la propaganda electoral destinado a aunar voluntades de incautos y necesitados, y que choca con la normativa, la orografía y el sentido común. Tampoco es nuevo. Hace tiempo ya intentaron lanzarlo como banderín de enganche pese a que algunas mentes bien amuebladas advirtieron de lo improcedente que era, incluso desde su propio partido.  

No se propone otra cosa que extender el Polígono industrial de La Mina hasta la vía del ferrocarril y la autovía M-607, independientemente de que el área prevista está cruzada por el arroyo de Tejada, responsabilidad de la Confederación Hidrográfica; que el desnivel de las laderas supera en muchos puntos los 30 metros, lo que obligaría a construir en terrazas; que el suelo de Colmenar es granito hasta la porfía; que el proyecto de ampliación de la M-607 no prevé más que la actual conexión sur con el pueblo, con lo que el tráfico pesado de entrada al Polígono tendría que hacerse desde la glorieta de los Canteros, hasta la glorieta de la ermita de Santa Ana, para luego volver sobre sus pasos; que el tráfico pesado de salida se multiplicaría a su paso por el IES Ángel Corella, que existe un déficit de suministro eléctrico en el pueblo que se agravaría con el tipo de empresas candidatas a implantarse en el nuevo polígono, aumentando los perjuicios que sufren los vecinos con cortes y apagones; que el coste desorbitado para superar todas estas limitaciones deberá competir con el precio de suelo y naves disponibles en el Polígono Sur, en el mismo Polígono de la Mina y del suelo industrial disponible en el  “sinérgico” Tres Cantos …  

¿Y quién se beneficiaría de este burdo proyecto? Mal está decirlo, pero es conveniente. Más interesante es conocer quiénes son los perjudicados. Las víctimas directas serían los propietarios expropiados, actuales titulares de las fincas, y las ingenierías y constructoras adjudicatarias, que si bien en primera instancia se beneficiarían de los pagos públicos a costa del erario municipal, tarde o temprano aparecerán como colaboradores necesarios en la malversación de tal cantidad de dinero público. Y por supuesto, las consecuencias las pagarán durante años los vecinos de Colmenar Viejo, los mismos que ahora soportamos, sobre nuestras espaldas y nuestras carteras, la deuda del Tagarral. A partir de aquí, que cada cual confíe en quien considere oportuno, pero que luego no se lamente por haber sido engañado de forma tan burda, ni reniegue de su responsabilidad por apoyar tales desmanes.