Del vertedero malasio a tu orina: los viajes posibles de un brik que la ley de residuos podría evitar

Un estudio de Eunomia Research & Consulting demostró en 2020 que, en España, solo se recicla un 21,5% de un brik. PABLO RIVAS

Salud
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times
Star InactiveStar InactiveStar InactiveStar InactiveStar Inactive
 
Dos leyes clave para la gestión de nuestros desechos, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados y el Decreto Ley de Envases y Residuos de Envases, están en trámite en el Congreso. Una jornada trató los impactos de estos en la salud y la vida de las personas; del vertedero de Les Canyades o la incineradora de Zubieta a las exportaciones españolas de residuos a Malasia, pasando por el interior de nuestro cuerpo, incluida la placenta.

Hay multitud de productos que, hoy por hoy, ni se reutilizan ni se reciclan en España. Es el caso de un globo, fabricado en su mayoría en látex y usado, pongamos, en una fiesta de cumpleaños o de un mascarilla quirúrgica desechable, fabricada generalmente en polipropileno (sí, un plástico). Envoltorios de alimentos, bolsas de patatas, botellas coloreadas, bolígrafos, mecheros, tubos dentífricos… El abanico de productos que no tendrán otra vida es amplísimo, y cualquiera de ellos podría tomar toda una serie de itinerarios.

Son caminos alejados de la reutilización y el reciclado, de esa economía circular que tanto pretende fomentar la UE con diferentes paquetes legislativos, y que el ordenamiento jurídico actual permite. Sendas posibles generalmente nada sostenibles de un objeto ya utilizado que las organizaciones que forman la Alianza Residuo Cero han querido poner sobre la mesa en la jornada 'Un cambio de rumbo: la prevención de residuos en España’.  

Precisamente, dos leyes en trámite en el Congreso podrían cambiar la situación a corto plazo en España: la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, a cuyo proyecto se han presentado más de 700 enmiendas, y el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, cuyo plazo de consulta pública finalizó el 28 de octubre. Son dos paquetes legislativos clave para que el viaje —o los viajes— que hoy va a protagonizar un envase concreto no se den. O, si se dan, al menos que se produzcan de una forma diferente. 

Presentemos pues, a nuestro protagonista: un brik comercializado en España.

Fraude

Un brik está fabricado en un 70% de cartón, un 20% de polietileno (plástico) y un 5% de aluminio, un cóctel de materiales que hace difícil su reutilización. El caso de este envase es el que utiliza el doctor Nicolás Olea, catedrático en Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada y especialista en toxicidad de plásticos y residuos para el ser humano, para ejemplificar lo que califica de enormes deficiencias en la gestión del plástico en España. “Es un caso llamativo porque nos venden la panacea cuando no hay nadie en España capaz de separar el polietileno del exterior del aluminio y el cartón”. La única planta que podía hacerlo, gestionada por la empresa Stora Enso en Barcelona, la cual fue incluso premiada por la Comisión Europea, cerró hace años. No era rentable reciclar briks. 

El hallazgo que encontraron en un estudio de la Universidad de McGill da pánico: 12.000 millones de micropartículas y 3.000 millones de nanopartículas plásticas solo en una taza de té 

Da igual que este brik de leche o zumo tenga el logo del Punto Verde, el emblema circular formado por dos flechas entrelazadas que señala que Ecoembes ha recibido un dinero para su futuro reciclaje. No se va a reciclar al 100% aunque el precio de ese supuesto futuro reciclado repercuta en lo que paga el comprador, o aunque el ciudadano lo eche al contenedor amarillo. De hecho, un estudio realizado por Eunomia Research & Consulting demostró en 2020 que la tasa de reciclaje de briks es muy inferior a la publicada por la Asociación de Envases de Cartón para Bebidas y Medio Ambiente, a la que Ecoembes reporta los datos. Solo se recicla el 21,5% del mismo, y no lo que dice Ecoembes, empresa encargada del reciclado de envases en régimen de monopolio y controlada por la industria del envasado y la distribución.

Valeria Riaza, joven activista de Fridays for Future, pone crudas palabras a esta situación: “Nos están engañando en nuestra cara. Siento decirlo así pero es que es muy frustrante como consumidora y como persona que intenta a nivel individual crear un cambio”. Y es que, como continúa, en el imaginario colectivo un brik es 100% reciclable, “¿por qué si no ibas a tirarlo al contenedor amarillo?

Tu refresco en Asia

Si no se recicla, el material del que está hecho un brik, al igual que pasa con millones de envases y productos, puede acabar en muchos sitios. Incluido un vertedero malasio. En 2018, China dijo basta y cerró las puertas a la llegada de millones de toneladas anuales de residuos provenientes de otros países, también de España. Cansada de gestionar la basura de otros entre crisis ecológicas, vertederos colapsados y unos residuos locales crecientes, la decisión reventó las “cadenas de reciclaje” de medio planeta. Y la pelota pasó al sudeste asiático. Concretamente, como explica Mageswari Sangaralingam, integrante de Amigos de la Tierra Malasia, a “Tailandia, Malasia y Vietnam”.

Mageswari Sangaralingam: “Lo que le pido a los ciudadanos europeos y españoles es que os hagáis cargo de vuestra propia basura”

Con los inversores chinos dedicados a este negocio mudándose a estos países, la situación colapsó de nuevo. Las autoridades malasias incluso devolvieron 3.700 toneladas de residuos plásticos que habían entrado ilegalmente provenientes de una docena de países, España incluida. Fue un escándalo internacional que denunció la propia ministra de Medio Ambiente de Malasia, Yeo Bee Yin. 

Mientras tanto Mageswari, que cuenta que actualmente el gobierno de su país ha vuelto a abrir la veda, habla de corrupción, de datos de entrada de residuos falseados, de vertederos colapsados y de “problemas respiratorios y erupciones cutáneas” provocados a la población por acumulaciones e incineradoras. Desde la otra punta del mundo manda un claro mensaje: “Lo que le pido a los ciudadanos europeos y españoles es que os hagáis cargo de vuestra propia basura”.

Por supuesto, Ecoembes niega que exporte residuos a otros países. Sin embargo, las pruebas no dejan mucho lugar a dudas. “Otras empresas a las que Ecoembes delega esos residuos sí que exportan. Había un bote que ponía baños, con ‘ñ’ española. No pueden decir que no han exportado esa basura si tienen el monopolio del reciclaje del plástico”, expone Valeria Riaza. De hecho, Greenpeace ya avisó en 2020 que había encontrado, dos años seguidos, envases plásticos españoles en vertederos ilegales del país del sudeste asiático, como el de Jenjarom.

El vertedero en casa

En otro viaje, este brik podía haber quedado más cerca. Posibilidades hay si este envase no se recicla y si se tiene en cuenta que cada año se comercializan millones de ellos solo en España. Aunque no hay datos oficiales del número de briks o latas que se comercializa, una demanda de las organizaciones que forman la Alianza Residuo Cero. Tampoco trazabilidad para saber el camino de ese envase, algo a lo que parece que meterá mano el real decreto de envases, especialmente si finalmente se pone en marcha un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) de envases que obligaría a que cada uno tuviese un código diferenciador.

Mari Nieves Rodríguez: “El olor llega y tu casa se convierte en el vertedero” 

Con más cerca hablamos de alguno de los vertederos o macrovertederos que existen en el Estado, algunos de ellos ya colmatados o saturados. Y si llega al vertedero, se puede meter en tu casa. Es lo que le pasa cada día a Mari Nieves Rodríguez, residente en El Campello (Alicante) e integrante por imperativo sanitario de la Asociación de Afectados por el Vertedero Les Canayades. “Esto empezó en mayo de 2009. Llegaron unos olores desagradables, nauseabundos. Duraron una hora, pero a las 22 horas empezó de nuevo”. La fecha coincide con el inicio de operaciones del vertedero. Y así van doce años, tres procedimientos legislativos rechazados por las autoridades, y uno más actualmente en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana por vulneración de derechos fundamentales. Más de una década de peleas con la gestora de las instalaciones, FCC, los juzgados y las administraciones, con poco éxito de los vecinos por el momento. 

CONTINUAR...