Tanta información y rumores falsos sobre el coronavirus generan muchas dudas y confusión. Desmentimos los mitos más comunes y aportamos consejos para reconocer fuentes fiables
Vivimos una situación que jamás habríamos imaginado. El brote del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), origen de la enfermedad COVID-19, ha generado una emergencia de salud pública que conlleva el confinamiento de la ciudadanía para frenar la expansión del virus. Y surgen dudas, preocupaciones y una necesidad de respuestas que conviven con gran cantidad de información recibida de forma constante y muchas veces contradictoria; la combinación perfecta para que se extiendan los rumores, mitos o fake news. Estas ideas, sin base científica, se difunden con mucha rapidez a través de las redes sociales, provocando un estado de desinformación que nos hace aumentar la incertidumbre e incluso confiar en soluciones que no tienen ningún rigor científico, arriesgando nuestra salud. Por ello, hacemos una llamada a mantener la calma. Informarnos de manera correcta nos permite luchar contra la desinformación, aclarar dudas y hacer que esta situación sea mucho más llevadera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) está dedicando muchos esfuerzos a desmentir informaciones falsas. Desde la Fundación Lovexair nos sumamos a esta iniciativa y ofrecemos consejos prácticos para poder contrastar la información aplicados a diferentes rumores que han circulado estos días sobre la COVID-19. Ante cualquier dato o información que nos llegue, deberíamos hacernos estas preguntas.
¿En qué fuente he encontrado esta información? ¿Qué referencias incluye?
Un ejemplo de que la fuente de consulta es importante lo ha demostrado la aparición en páginas web que se afirmaba que “el virus había sido modificado genéticamente para que fuera más contagioso”. No existen evidencias científicas de que esto sea así, y un estudio en la revista Nature lo acaba de desmentir. Por eso es importante contrastar la información en diferentes medios y buscar si contienen referencias y si son de tipo científico o no.
Lo mismo ha sucedido en relación al origen del virus, que aún es incierto. Se sabe que los murciélagos pueden ser vectores, pero no se ha podido confirmar que el brote actual provenga de ellos. Las experiencias previas con otros virus de la misma familia, como el SARS-CoV y el MERS-CoV, han demostrado la capacidad que tiene este tipo de virus de pasar de un animal a los humanos.
¿A través de qué canal recibo la información?
Se han difundido mensajes de voz, donde se afirmó que no era necesario confinarse y diferentes afirmaciones sin base científica acerca de la transmisión. Por ello, es esencial tener una mirada crítica ante la información que nos llega por los medios que no son los que utilizan las instituciones. Un caso claro lo hallamos en los mitos acerca de la transmisión de este coronavirus.
- El SARS-CoV-2 no puede transmitirse a través de picaduras de mosquitos. Se propaga por las gotitas de saliva que se producen cuando la persona infectada tose o estornuda. Estas gotitas pueden ser inhaladas por otras personas o depositarse en objetos y superficies. Para evitar contagios, la persona que tose o estornuda debería cubrirse con el interior del codo.
- La distancia a la que llegan las gotitas es entre uno y dos metros, no a ocho metros como también se ha dicho.
- La supervivencia del coronavirus sobre los objetos, según los datos más recientes, va desde 40 minutos a varias horas e incluso días, dependiendo del tipo de material, por lo que el riesgo de infectarse existe cuando se tocan diferentes superficies. Por ello, es clave lavarse las manos una vez que se manipulen objetos y mantener limpios, por ejemplo, el teléfono móvil y los utensilios que usemos.