El explorador estadounidense Victor Vescovo no podía sospechar lo que acabaría descubriendo en las fosas de las Marianas del Pacífico. No halló vestigios milenarios ni indicios de vida alienígena...
En lugar de ello se topó con una bolsa de plástico y envoltorios de caramelos. Estaba a 10.927 metros de profundidad, en el punto explorado más profundo y recóndito del planeta.Hallazgos como el de Vescovo, gigantescos vertederos cercando nuestras ciudades, las islas de plástico o la presencia de microplásticos en nuestra cadena alimenticia revelan que estamos ante un reto que demanda una respuesta inmediata.
En el mundo se generan cada año más de 2.000 millones de toneladas de desperdicios sólidos urbanos y se prevé un crecimiento del 70% para 2050, según el Banco Mundial. Estamos ante una realidad global que, sin embargo, se gestiona —o no— desde una perspectiva local.
La legislación europea debe ser la solución, pero...
Cada país afronta la gestión de residuos y plásticos a su manera y Europa es el lugar al que todos miran. La Comisión Europea ha protagonizado hasta el momento el paso más decidido y ejemplarizante. Bruselas pretende terminar con el usar y tirar en el viejo continente. La nueva ley prevé que se recogerá y gestionará selectivamente el 90% de las botellas de plástico para 2030, entre otras muchas medidas progresivas.
Pero casos como el de España ofrecen serias dudas de que un cambio tan drástico sea realizable. El sistema de gestión de residuos está en entredicho por activistas medioambientales, por empresas y por la propia Administración. En España, prácticamente la totalidad de los residuos urbanos los gestiona una entidad sin ánimo de lucro llamada Ecoembes. Desde el siglo pasado, se asienta así un monopolio que, para amplios sectores de la sociedad, tiene secuestrada en España la sostenibilidad.
Ecoembes: juez y parte al mismo tiempo
A primera vista, esta entidad sin ánimo de lucro se nos presenta como garante de la sostenibilidad y del reciclaje.
"Ecoembes conecta a ciudadanos, ayuntamientos y empresas para, entre todos y desde la corresponsabilidad, avanzar en el objetivo común de cuidar del medio ambiente minimizando el impacto ambiental de los residuos de envases", reza su memoria ejecutiva más reciente, a la que acudimos tras no haber sido atendidos para una entrevista en varias semanas.
De su actividad corporativa destaca sobre todo una intensa agenda de concienciación y difusión de su actividad. Según Ecoembes, en 2018 los ciudadanos incrementaron en un 12,3% los residuos clasificados en el contenedor amarillo, lo que posiciona a España como el sexto país europeo donde más envases se reciclan. Ecoembes asegura que la tasa de reciclaje nacional, atendiendo al compendio de materiales, llega al 78,8%, lo que implica que la sociedad española ya habría cumplido con creces con la ambiciosa legislación que la Unión Europea plantea para 2025, ¡un gran logro sin duda! Pero lo cierto es que esta interpretación de los datos solo la avala la propia Ecoembes.
Guerra de cifras
Los datos de reciclaje que encontramos son un sinsentido, dado que encontramos oscilaciones entre los casi 80% de Ecoembes por los poco más de 20% que dan otras instituciones. ¿Cálculos interesados o simples mentiras? Hay que tener en cuenta que hay varias cifras con las que se mide el reciclaje, diferencias entre el residuo recogido y posteriormente reusado o reciclado, y jugando con estos rangos, podemos retorcer las cuentas y la realidad.
Sostenibilidad secuestrada en el sur de Europa: España, el timo del reciclaje
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