Palabras escritas por Pedro Calderón de la Barca, de moda desde que apareciese la especie humana (especie, no raza, todas las razas humanas pertenecen a una sola especie Homo sapiens).
¿Qué más da lo que con su esfuerzo están intentando averiguar, descubrir, demostrar, contrastar, inventar los científicos e investigadores? Da igual que sea sobre ciencias sociales o económicas (en relación a la desigualdad, por ejemplo), o las ingenierías (con la deficiente construcción de viviendas que desperdician energía), o la física, la química y las matemáticas (con los modelos que estudian el calentamiento global), o como no, la virología, y la salud pública (en relación a pandemias y red sanitaria)?
¿Qué más dan las evidencias y las dudas? Todo se reduce a las banderas, las patrióticas, las económico-especulativas, el clasismo y egoísmo sin medida de quienes dominan el mundo. Estas banderas, defendidas por quienes ven normal que mueran miles o millones de personas (hay stock para seguir explotando) con tal de defender a los grandes negocios, sus propietarios y la especulación en bolsa, ¿hay algo más importante que la bolsa?, para los autoritarios de nuevo cuño, en EEUU, Brasil, Hungría o la Comunidad de Madrid, no lo parece.
¿Hay algo más importante que echar a empujones a un gobierno elegido en las urnas, a base me gigantescas mentiras, propaganda simplona para simples, exagerando, tergiversando, manipulando, envileciendo, creando odio, desestabilizando a la sociedad?
Da igual tener razón y argumentar razones basadas en evidencias y no en credos, o ultra ideologías, a quien la razón no vale, nada le vale, solo su locura, caiga quien caiga, muera quien muera, la acumulación de capital y el dominio sobre los humanos, es lo único que les importa.
Tal vez, el manoseo de la palabra libertad que los neoliberales de ultraderecha y de la derecha extrema manejan con desparpajo, se refiera a la defensa de hacer lo que les venga en gana, cuando les venga en gana y despreciando, como hacen en tantos momentos y escenarios, la vida humana y la de los ecosistemas, ya de paso.
En unas tablas de las páginas salmón de El País del 17 de mayo de 2020 aparecen los sueldos de directivos, consejeros y trabajadores de empresas del IBEX 35 y cotizadas.
Ejemplos: Un ejecutivo de Repsol percibe al año 16,68 millones de €. El que menos, de otra empresa, 700.000 €, todos los demás de esta tabla, 49, cobran más de 1,5 millones de €, hasta llegar cifra citada, 16,68.
En la tabla de empresas cotizadas destaca un caso por ser simbólico de lo que defienden quienes sin ser detenidos (a gritos o golpes, como se ha visto en algunos vídeos durante la pandemia que no ha hecho más que empezar, según muchos epidemiólogos) se juntan con las banderas a los hombros para desestabilizar a un país que deben pensar les pertenece, como al Rey Sol, por mandato de Dios.
La empresa se llama Amrest, la persona mejor pagada cobra 15,8 millones de € al año, el gasto medio (sueldo + cotizaciones) por trabajador es de 12.144 euros/mes.
Por muy esperpéntica que sea la actitud de la revolución pija (de muy dudable legitimidad), además de macarra y a-social y con desprecio a la vida, no olvidemos que es un peligroso ataque a la democracia (o ellos, o nadie), a la salud pública (desprecio a las normas sanitarias públicas) y a lo que la ciencia sabe hasta el momento. Su actitud es esperpéntica, pero peligrosa para la sociedad europea, su democracia y su progreso, como ya ocurre de forma escandalosa y dolorosa en Hungría (el país miembro de la UE donde la democracia ha quedado en nada, dominada por la ultra derecha) y Polonia.
Que la Ley Mordaza se creó por ricos, para dominar a pobres, e impedir lo más posible sus derechos, queda muy patente en el Barrio de Salamanca, y también, como no, en Colmenar Viejo.