Más allá de Canal Red: cómo conseguir un periodismo diferente en televisión

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El anuncio del lanzamiento del canal digital que dirigirá Pablo Iglesias ha impactado en los medios de comunicación.
Independientemente de sus objetivos o alcance, su puesta en marcha expone una vez más el grave problema en España con la pluralidad y la diversidad en el espectro radioeléctrico.

Pablo Iglesias anunció a finales de noviembre que será el director de Canal Red y esto no ha dejado indiferente a muchas personas del sector e incluso fuera de él. La mayoría de medios de comunicación se han hecho eco de la noticia. Varios columnistas se han lanzado a hablar sobre los intereses de este nuevo canal, para lo que servirá —o para lo que no— y si un exvicepresidente de Gobierno tiene legitimidad —o no— para ser director de un medio de comunicación. Sin embargo, se ha vuelto a dejar a un lado la oportunidad de aprovechar un hecho mediático para hablar de uno de los grandes problemas de España: la falta de pluralidad y diversidad en el espectro radioeléctrico.

Es de sobra conocida la falta de independencia de los medios de comunicación. Hay medios digitales y, en menor medida, radios independientes que se han hecho un hueco en el sector. Pero esto no ocurre en la televisión. Existe TVE como medio público, pero no hay opciones de canales que no tengan detrás intereses políticos, comerciales o empresariales

“Los medios de comunicación masiva son poderosas armas cuyo control está en disputa de la misma forma que el espectro radioeléctrico, un recurso que se han repartido entre Estados y empresas, dejando a la sociedad civil en un lugar residual”, valora Nuria Reguero, periodista e investigadora especializada en políticas de la comunicación y la cultura. Recuerda que el problema de falta de pluralidad ha sido señalado por la Comisión Europea o instituciones como Reporteros Sin Fronteras. Y que, como también señaló el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, para garantizar la pluralidad hay que tener en cuenta a los medios comunitarios. La reserva de frecuencias y un reparto justo de la financiación de los Gobiernos es fundamental.

Romper con el aislamiento de los medios comunitarios

En España los medios comunitarios están aislados. Gran parte de la sociedad ni siquiera los conoce, como indica Carmen Haro, profesora e investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos y trabajadora cultural: “Ni siquiera en las clases de periodismo de cuarto curso conocen al tercer sector. Siempre pregunto por ello y, de un grupo de 60 o 70 personas, solo hay dos o tres personas que saben de ellos”, lamenta Haro, que tiene amplia experiencia en medios comunitarios.

La regulación de los medios de comunicación es un tabú porque los grandes medios quieren que sea así

A nivel legislativo, los avances hacia la pluralidad en este ámbito son prácticamente inexistentes desde 2010, cuando al menos se reconocieron que existían los medios de comunicación del tercer sector o medios comunitarios. Pero esta reforma normativa no conllevó ni una licencia —la ONU investiga a España por esto—. Y esta es la gran barrera a la que se enfrenta la pluralidad porque, como argumenta Haro, la regulación de los medios de comunicación es un propio tema tabú en España porque los medios de comunicación convencionales han querido que sea así. 

Por su parte, Javier García, investigador de la Red de Investigación en Comunicación Comunitaria Alternativa y Participativa (RICCAP), señala que el problema es el propio “acceso al sistema radioeléctrico” ya que no se ha diseñado para que sea pluralista y diverso, de forma que el propio sistema ha potenciado “el acaparamiento de licencias en muy pocas manos y de forma poco transparente”. En otras palabras, no ha habido ninguna política pública para potenciar el pluralismo —ni a nivel autonómico, afectando esto más a las radios, ni a nivel estatal, afectando más a la televisión—. 

La reserva de frecuencias y la ley de tercios

Es en América Latina donde hay más experiencias de reservas de frecuencias para medios comunitarios. Estas legislaciones han supuesto una “ruptura respecto a la división dual de los sistemas de comunicación, donde Estado y mercado eran los únicos actores legitimados”, expone Reguero. Países que llevaron a cabo leyes en este sentido son Venezuela (2002), Bolivia (2007), Argentina (2009), Ecuador (2013) y Uruguay (2014), enumera la experta. Todas ellas salieron adelante en contextos de cambios sociales y políticos. En Argentina, por ejemplo, la investigadora relata que fueron determinantes tanto la movilización de medios alternativos y comunitarios como la de organizaciones de derechos sociales y las universidades, que presentaron los “21 puntos básicos para una radiodifusión democrática”, así como “un conflicto de intereses entre el Gobierno y el Grupo Clarín en 2008, llevando la cuestión de los medios de comunicación al debate público y a la agenda política”.

Entre los mencionados países, García destaca que fue Bolivia el país que incorporó la ley de tres tercios más ajustada: un tercio de frecuencias para medios públicos, un tercio para medios comerciales y un tercio para medios comunitarios e indígenas. En otras palabras, se podría decir que una ley de tres tercios es una forma de organización de la parrilla de programación y que, a diferencia de lo que hay ahora mismo en España, garantizaría pluralidad y un reparto entre los distintos tipos de medios. No obstante, García añade que son normas que parecen positivas para los países y fueron “avances normativos”, pero que en la práctica han sido muy difíciles de desarrollar. 

La reserva de frecuencias para los medios comunitarios es fundamental para la pluralidad, según los expertos 

Por un lado, expone que en las normas falta por concretar si tienen carácter retroactivo o el reparto se realiza a partir de nuevos concursos. En el caso de Bolivia empezaron con nuevos concursos, por lo que “no se redefine todo el espectro y se mantiene la desigualdad”. Pero, además, había otro problema que limitaba el alcance y es que la reserva se ha quedado desierta en distintas ocasiones tanto en medios comunitarios y públicos, por lo que siguió creciendo la reserva comercial únicamente. La falta de participantes, las dificultades para cumplir los requisitos o los mismos problemas de los medios para cumplir con los procesos en plazos son barreras que impiden avanzar. 

Por todo ello, García llega a exponer que la ley de tercios es ahora algo del “pasado” y que en determinados casos puede ser contraproducente. “O se tendrían que expropiar concesiones y volver a hacer el espectro —algo que sería muy problemático— o hacerlo con las nuevas concesiones y eso sería injusto”, añade. Pone el ejemplo de la Comunidad de Madrid y asegura que, si hay un nuevo concurso, lo justo sería que, como no hay frecuencia para comunitarios, todas fueran para ellos. “Lo importante y la idea de fondos es conseguir un equilibrio garantizado de frecuencias, pero tenemos que repensar el modo de llegar a ello”, argumenta. 

La financiación: el fondo de la cuestión 

La financiación, como en casi todo, es fundamental. La falta de llenar reservas cuando se garantizan tiene que ver con la precariedad. “Es un sector que ha estado rezagado y no tiene capacidad”, añade García. Juegan también en contra de los medios comunitarios los concursos en los que no se diferencien entre medios comerciales o comunitarios, ya que “la indiferenciación juega en detrimento del pequeño”. 

Haro expone que los medios comunitarios son los únicos que realmente están al servicio público y son independientes. El resto, medios conocidos como públicos o comerciales, están condicionados siempre por intereses políticos y comerciales. La experta se refiere a una ponencia de Mariano Fernández, presidente de la Red de Medios Comunitarios (Rem), para explicar que las leyes audiovisuales españolas hablan de cómo se pueden financiar los medios públicos o privados, pero sobre los medios comunitarios solo se indica cómo no se pueden financiar. No se dan alternativas: no hay publicidad, pero tampoco concursos propios para medios comunitarios, lo que conlleva que estos medios solo tengan voluntarios y falten trabajadores que velen por los proyectos. 

Francia invierte 32 millones de euros al año en medios comunitarios, por lo que hay más de 500 proyectos y un gran impacto social

El ejemplo de que se puede hacer de otra forma está en Francia, que Haro expone que invierte en torno a 32 millones de euros al año en medios comunitarios, lo que provoca que haya más de 500 proyectos y un gran impacto social. “En España están abandonadas. Hay una absoluta desidia política”, resume. Otra buena práctica se realizó en Argentina donde, además de la reserva de espectro, se ha facilitado la creación de medios financiando la puesta en marcha de emisoras, pagando una parte del equipamiento, infraestructura, potenciando a asociaciones, producciones… 

Las barreras en el plano digital

El espectro radioeléctrico ya no es la única plataforma para la difusión de radios y televisiones. Haro recuerda como a través de las redes sociales se alcanzó hace años, sobre todo a raíz del 15M, mayor pluralidad y cómo se confiaba en que iban a ser herramientas de transformación. Ahora, con perspectiva, incide en que las redes sociales cambiaron el panorama pero que, aunque lo digital es más accesible, “el algoritmo juega con nosotros y la mayoría de discursos alternativos y diferentes llegan a ser invisibilizados”.

García, además, expone que aún sin centrarnos en que no se llega a toda la población —como la más vulnerable o más mayor— se necesitan muchos recursos para los que se vuelve a necesitar una gran base de financiación. Esto de por sí no lo pueden conseguir los medios comunitarios, locales y pequeños. “En Internet destacan medios como el de Pablo Iglesias, que son canales que siguen la lógica antigua: generan diversidad y tienen línea editorial distinta a los grandes medios. Esto es positivo y hablarán de algunos temas distintos, pero se sigue sin superar las barreras y hacer periodismo local o comunitario. Se hará comunicación de contingencia, pero se vuelve a dejar atrás a los barrios o a las comunidades más desfavorecidos”. “Al final Internet no contribuye a la diversidad porque destacan las grandes estrellas y los grandes medios”, resume experto.

FUENTES ELASALTODIARIO