Mar Echenique, la autora de Una mariposa en el café, participó ayer en la reunión del Grupo Literario “Encuentros”, en la Casa de la Cultura de Tres Cantos.

Cultura
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times
Star InactiveStar InactiveStar InactiveStar InactiveStar Inactive
 

ENCUENTROS CON MAR ECHENIQUE
Carlos Nuño y Mar Echenique, la tarde de ayer en Tres Cantos
Carlos Nuño, activo participante de “Encuentros”, presentó y entrevistó a la autora, desgranando con ella cada uno de los diez sorprendentes relatos que componen Una mariposa en el café.

La tarde dio para mucho. Se habló del bien y del mal, del género humano, de la memoria histórica, del cuento como herramienta de evocación del pasado, del sometimiento de la mujer durante la dictadura, de la necesidad de nombrar los sucesos y de concluirlos de la mejor manera posible, para que no continúen repitiéndose en ciclos perversos e infinitos. Pero se habló, sobre todo, de literatura: de técnicas, recursos, personajes, inspiración versus dedicación, Platón versus Aristóteles, para llegar a concluir que el escritor, como cualquier artista o profesional, se nace y se hace. La autora, Mar Echenique, destacó su necesidad imperiosa de expresarse, de comunicar con los demás, que contrasta con la dura tarea de sentarse durante horas, sola frente al ordenador, para iniciar y perseverar en un intento de correspondencia, en el que nunca se sabe si sucederá o no el milagro de que alguien llegue a convertirse en interlocutor. Por eso, la tarde vivida ayer en “Encuentros”, comentando y analizando sus cuentos, constituye para la autora el paradigma de la culminación del arte y proceso de la comunicación.

Además de conversar con Mar, se pudo disfrutar de la lectura del más breve, y quizá el más estremecedor, de los relatos de Una mariposa en el café, titulado Fragmentos, que extraordinariamente declamado por Germán Ojeda, consiguió turbar a los presentes en el Encuentro.

Carlos Nuño recitó la bella Oda a la inmortalidad del poeta William Wordsworth, como homenaje y muestra de la necesidad de permanencia que tenemos de todo lo bello ocurrido en nuestras vidas: la nostalgia del pasado; mientras Mar Echenique, que nació durante los últimos años de la dictadura franquista, aseguraba que desde su perspectiva vital “cualquier tiempo pasado fue peor, pero lo invocamos una y otra vez con la añoranza de la inocencia perdida, porque la infancia es ese territorio mágico y sin retorno al que siempre se desea inútilmente regresar”.

Gustavo Adolfo Becquer también estuvo presente ayer en la tarde tricantina, al comparar Carlos Nuño el largo y solitario proceso por el que Mar Echenique ha tenido que pasar para conseguir que los más de treinta personajes de Una mariposa en el café se presenten al mundo, con las palabras del ilustre poeta romántico en la Introducción a sus famosas Rimas y leyendas: “Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo”.

En resumen, lo que se vivió ayer en Tres Cantos fue una tarde de emoción, de agudeza y de literatura escrita con letras mayúsculas. Durante dos horas, sentimos que se detuvo el mundo.