Aunque en la actualidad se han establecidos unos horarios para realizar salidas puntuales del hogar, la sensación generalizada sigue siendo la de privación de libertad. Una persona adulta, con plena capacidad y consciente completamente de lo que está sucediendo con el maldito virus, es capaz de asimilar, respetar y llevar a cabo, a pesar de su incomodidad o malestar esta coyuntura pero ¿qué pasa con los niños?, ¿en qué piensan sus cabecitas?, ¿cómo se sienten ante esta nueva realidad?.
Por muy extraño que nos parezca, los niños se suelen adaptar mejor que los adultos a la hora de salir de su zona de confort y cambiar aspectos o situaciones nuevas. El mecanismo regulador de acomodación de estos pequeños a nuevas condiciones del entorno se consolida sobre la base de las experiencias previas que hayan tenido en su vida y los vínculos afectivos establecidos. Las experiencias previas de los niños están relacionadas con el núcleo familiar, el entorno escolar y las actividades extraescolares que realicen fuera de esos ambientes por lo que como normal general esas experiencias suelen ser gratificantes, beneficiosas y dentro de un entorno seguro. Para poder facilitar el camino a los niños en este proceso de adaptación respecto a las nuevas circunstancias que le Covid 19 nos ha dejado y por lo que parece nos va a dejar durante un largo periodo de tiempo sería oportuno exponerles con claridad las razones de este fenómeno (por supuesto siempre con un lenguaje y una orientación adecuadas a su edad), fomentando así el diálogo e intentando ayudar a resolver sus dudas y miedos. Hay que implicarles en los cambios que han sucedido (el cierre de los colegios, el estado de alarma, el teletrabajo, etc) para que se procure entre las personas que forman el núcleo de la vivienda llevar una adaptación a las nuevas circunstancias con unos horarios establecidos acordes a las necesidades personales de cada familia. Para ello será imperiosa una planificación diaria en donde aparezcan tiempos de trabajo, de descanso, de juego y de relaciones sociales (por supuesto en estos momentos virtuales). Estos horarios tendrán mayor flexibilidad de lo habitual y estarán aceptados los cambios en cualquier circunstancia pero siempre es conveniente basarse en unas pautas y rutinas a llevar a cabo durante el día para marcarse unos objetivos concretos y a corto plazo.
Por último, y sin que sirva de precedente, es conveniente en este periodo de confinamiento abusar más de lo normal de tiempos de juego, de deporte si se cuenta con el espacio o los medios suficientes, de televisión o de aparatos interactivos que hagan desconectar al niño de la situación actual. Eso no significa que deban pasar horas y horas pegados a sus pantallas pero sí que el periodo de tiempo relacionado con las nuevas tecnologías ocupe un espacio más amplio que el habitual al que estaban acostumbrados.
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