La agenda de Putin para desestabilizar a Europa tenía como objetivo financiar y dar altavoz a toda organización populista y extremista, ya fuese de izquierda o derecha, para impulsar sentimientos totalitarios, racistas, xenófobos, homófobos, confrontación de religiones, de lucha de sexos, condición o orientación sexual, y lucha de clases sociales. En definitiva, cualquier asunto que pudiese generar odio.
Los titulares de los distintos medios de comunicación se llenaban con discursos de enfrentamiento preguerracivilistas, y nacionalismos que deberían escribirse con la Z que ahora toman como símbolo los seguidores de Putin. La atmósfera política de los distintos países de la Unión Europea estaba copada de conductas arrabaleras y cargos públicos condenados por la justicia que anestesiaban a la población ante la corrupción máxima de partidos tradicionalmente mayoritarios, no sólo en España, también en otros países de Europa.
Se está investigando desde muchos frentes, uno de ellos es la Unión Europea, cuáles son las conexiones financieras y mediáticas de los distintos partidos políticos que empezaron a dar miedo hace bastantes años, y ahora incluso gobiernan o han gobernado. Viktor Orbán en Hungría, Mateo Salvini en Italia, Pablo Iglesias en España, Alexis Tsipras en Grecia, Mateusz Morawiecki en Polonia y Heinz-Christian Strache en Austria son los ejemplos más claros de cómo los partidos más extremistas han llegado al poder de las distintas naciones, pero hay muchos otros gobiernos en los cuales la ultraderecha o la ultraizquierda está con representantes en el gobierno o apoyando gobiernos externamente. Y en términos regionales son muchos más, aquí en España Podemos, IU, ERC, Bildu, JxCAT y VOX están o favorecen los gobiernos de casi la totalidad de las autonomías.
Lo que muchos no entienden es por qué este tipo de partidos crecieron tanto en los últimos 15 años y este crecimiento responde a tres claves fundamentales. La primera fue el crecimiento de la corrupción por parte de los partidos tradicionalmente mayoritarios en sus distintos países después de el oasis económico de la primera década de este siglo, al igual que pasó en la época del Belle Epoque de los años 20. Parecía que el dinero manaba de las piedras, cualquier empresa prosperaba aún siendo poco competitiva, la gente tenía ganas de gastar, de alardear y les importaba poco tomar malas decisiones por una falsa sensación negligentemente optimista. En muchos gobiernos esto se tradujo en gasto excesivo, aumento del despilfarro superfluo, delirios de grandeza, construcciones faraónicas y redes clientelistas para los más serviles lameculos de los distintos líderes políticos. Hubo una tremenda negligencia en el control de la corrupción en los países ricos y son muchos los ejemplos fuera y dentro de las fronteras de España que responden a esta primera clave.
La segunda clave fue el descuido del mundo libre en geopolítica. Llevábamos 55 años sin grandes conflictos y la generación que tomó el control de los gobiernos en el primer lustro de este siglo se creía que esta paz era el estado natural de la humanidad, olvidando la historia del ser humano que está escrita de guerra en guerra. Los sentimientos eco friendly fueron exaltados, y empezaron a demonizar actividades como la energía nuclear, una energía altamente productiva que no contribuye al cambio climático, para en primer lugar ayudar a las energías renovables, pero que después realmente no se puso la carne en el asador para aprovechar todo su potencial. No voy a subestimar el riesgo de un accidente nuclear, ni mucho menos, pero los altísimos controles de seguridad actuales la convierten en una energía segura. Preferiría mil veces tener una central nuclear cerca de mi casa que una central térmica convencional porque históricamente han tenido muchísimos más accidentes graves y muchísimos más muertos las segundas. De hecho, Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace en 1971, apoya claramente volver a un sistema energético mayoritariamente nuclear.
Las energías renovables son mucho más seguras, no cabe ninguna duda, pero dependen de elementos que no se pueden controlar, porque si viene una borrasca la energía solar no funciona, y si no sopla el viento la energía eólica no produce. La energía nuclear es constante, utiliza Uranio, Plutonio y/o Torio y tenemos reservas de combustible para los próximos 200 años en países democráticamente estables como por ejemplo Australia que tiene más del 27% del Uranio en su tierra. Estamos diciendo 200 años incluso si fuese nuestra única fuente de energía en exclusiva. Y con 200 años la humanidad podría desarrollar la muy esperada fusión nuclear del hidrógeno (no confundir con la fisión nuclear actual de elementos pesados). Esta nueva energía que replica el funcionamiento de las estrellas, podría tranquilamente alimentar energéticamente a la humanidad durante los próximos 20.000 años. El sentimiento eco friendly, nos empujó a desmantelar centrales nucleares sin sustituirlas por nuevas, sustituyéndolas por plantas solares y eólicas, y cuando estas no producían entraban en funcionamiento las centrales eléctricas alimentadas por combustibles fósiles que SÍ que producen residuos que SÍ contribuyen muy negativamente a acelerar el cambio climático.
Los gobernantes querían los votos, y nos dieron lo que queríamos, pero no lo que necesitábamos, y lo hicieron escondiéndonos la peligrosa realidad. Ahora somos dependientes de países geopolíticamente peligrosos y tenemos que comprarles gas o petróleo para calentarnos, encender la tele, mantener nuestras empresas y desplazarnos. Incluso nuestros trenes 100% eléctricos están alimentados con gas o petróleo, porque la energía eléctrica que consumen se obtiene de estos combustibles. El sentimiento eco friendly, no solo está destruyendo el medio ambiente, sino que además nos ha puesto en una posición muy peligrosa financiando regímenes que nos pueden hacer la guerra.
Por otra parte, la producción de los productos que consumimos se ha externalizado también a países que en el futuro pueden ser problemáticos. La inmensa mayoría de los productos no alimentarios están producidos en China, un gigante de 1.400 millones de habitantes, que tendría el mayor ejército del mundo, potencia nuclear y potencia económica. Y hay que recordar que este país está gobernado en un sistema comunista, por un partido en exclusiva, también comunista y con un líder que es presidente de por vida. Xi Jimping consiguió eliminar los límites que el gigante asiático tenía para sus máximos gobernantes en 2018 y por lo tanto morirá en el cargo, al igual que sus homólogos de Corea del Norte. No es precisamente el tipo de líder a quien confiaría mi vida.
En esta segunda clave queda claro que podríamos haber diversificado, y estar ahora mismo con vehículos híbridos eléctricos y de combustión interna de hidrógeno, hidrógeno obtenido mediante electrolisis con electricidad obtenida por centrales nucleares, siendo 100% ecológicos y dando 0 euros a países como Venezuela, Rusia, Argelia, Arabia Saudí, Irak o Irán. Ese sentimiento Eco friendly nos hizo perder la cabeza, yo me incluyo porque también caí en la trampa, y el objetivo real de no contaminar se fue al traste porque al final contaminamos y mucho.
Por otra parte podríamos estar produciendo en países democráticos y políticamente estables los productos que consumimos, dando poca financiación a China, cuyo único mérito en competitividad es tener mucha gente, que trabaja mucho y que cobra muy poco. No hay que caer en la autarquía en la que caímos con el régimen franquista, de ninguna de las maneras, pero entre Norteamérica, Japón, Corea del Sur, Oceanía y Europa tenemos también más de 700 millones de profesionales muy capacitados y que serían mucho más productivos. Considero mucho más que suficiente la capacidad creativa y productiva de estos países para no tener que depender de países potencialmente peligrosos si son financiados.
Pero este artículo va sobre la tercera clave. Levantar un partido político desde la nada es una tarea hercúlea. Hace falta mucho dinero y popularidad para obtener los suficientes votos como para tener ni tan siquiera una representación mínima, o en su defecto, tener mucha paciencia, pero mucha de verdad. El partido Ciudadanos fue fundado en 2006, pero hasta 2019 no empezó a formar parte de algún gobierno, aunque fuese autonómico. 13 años de paciencia. Sin embargo Podemos ya lo hizo en el pacto del Botanic en 2015, cuando no llegaba a los 2 años de vida. Este es un claro ejemplo de partido que tuvo que ser dopado para poder llegar tan alto y tan pronto.
A raíz de las recientes investigaciones publicadas por The Objetive y El Español, hemos sabido que los partidos Podemos y VOX recibieron grandes sumas de dinero que provenía de Putin y su entorno totalitarista. Estas se sustentaban en donaciones de terceros, como Alexey Komov, Vladímir Yakunin y Konstantin Malofeev, a otros terceros como Hazte Oir o CitizenGo, ambas fundadas por Ignacio Arsuaga, y que recibieron, junto a más organizaciones, alrededor de 707 millones de dólares americanos en el caso de los partidos de ultraderecha. El líder de la ultraderecha española, Santiago Abascal no llegó a reunirse con Vladimir Putin, pese a haber sido invitado por el presidente ruso, pero la rechazó por prudencia en 2019 después de las distintas invasiones rusas en Crimea y Dombas. Y cuando digo por prudencia, realmente no lo digo yo, lo dijo el mismísimo Fernando Sánchez Dragó en su libro, quien reconoce que por convicción se hubiese reunido como ya hicieron Salvini de La Liga y Le Pen del frente nacional, los cuales también fueron dopados económicamente.
En el caso de la ultraizquierda se utilizaron caminos diferentes como el de Venezuela o Irán, aliados de Putin, que también utilizaban a terceros, como la petrolera venezolana PDVSA que dió pagos directos a Juan Carlos Monedero y a la productora de Pablo Iglesias, Pisa (Pablo Iglesias Sociedad Anónima). Dinero que además tiene como origen el narcotráfico, que es el delito que se le imputa al “Pollo Carvajal” en Estados Unidos. Pablo Iglesias no fue el único. Melenchon y Tsipras también fueron dopados de igual manera.
Además, los brazos mediáticos del mandatario ruso, Rusia Today y Sputnik, dieron altavoz a los líderes de estos partidos para que fuesen conocidos, y que ganaran popularidad sin tener que esperar más de una década. Han sido innumerables las apariciones de Santiago Abascal y de Pablo Iglesias en estos medios, para así poder establecer relatos populistas y empezar a atraer adeptos. Tal es el control de estos medios que ellos deciden a quiénes de los partidos políticos dan altavoz y a quienes no, escogiendo siempre a los más radicales y obligando a apartar a aquellos más moderados, como fue el caso de Iñigo Errejón. Después de la primera incursión rusa en Ucrania el día 24 de febrero, estos medios empezaron a bombardearnos con su propaganda pro Putin, y por eso mismo, el parlamento europeo tuvo que reaccionar de manera rápida para capar el acceso a estos medios de desinformación serviles al régimen de Putin.
En el caso de los independentistas catalanes, incluso hubo contactos con el servicio de espionaje del Kremlin, el FSB, actual nombre de la mucho más conocida KGB de la URSS. En sus reuniones se hablaba de financiación y de posible intervención militar por parte de Rusia en Cataluña, en la cual se llegó a especular con el envío de 10.000 soldados para defender una hipotética independencia catalana.
Como pueden ver, la creme de la creme de las organizaciones totalitarias trataron de ingerir en la vida política española, y lo consiguieron pues ahora Podemos es un claro socio y aliado del PSOE, y VOX es un claro socio y aliado del PP. Lo peor de todo es que los partidos tradicionalmente mayoritarios en España, el bipartidismo, siguen apoyándose en estas organizaciones traidoras a nuestro país y a nuestro ordenamiento jurídico y democrático. Por eso cuando me refiero a ellos, los llamo el BICORRUPTISMO.
La política española está claramente “putinificada”, y hemos de “desputinificarla”. En unos años hemos pasado del Belle Epoque de los años 20 a un escenario pre guerra mundial de los años 30. Debemos “desputinificar” nuestra clase política por principios, pero para aquellos que carezcan de estos principios, si no lo hacemos, corremos el riesgo de repetir la historia reciente de Ucrania, que después de tener un gobierno “putinificado”, como fue el del huido Yanukovich, se está enfrentando a su enemigo más voraz desde la segunda guerra mundial. Por eso le pido a los lectores que aún no hayan abandonado a los partidos dopados, Podemos, VOX, ERC, JxCAT, sus socios conocedores de esta situación, Compromis, Más País, PNV y los grandes beneficiados por sus apoyos en gobiernos PP y PSOE, que abandonen inmediatamente a estos partidos que nos pueden llevar a la “putinificación” total.