No a las urgencias, sí a los macrovertederos

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Mientras Casado y Ayuso absorben el discurso del fascismo y Almeida coloca placas callejeras franquistas, el alcalde de Colmenar Viejo vive el sueño de la indiferencia y del pasotismo

Malos tiempos para la lírica colmenareña. Y es que Colmenar Viejo está viviendo uno de sus peores momentos en cuanto a la política municipal se refiere. Un gobierno liderado por el PP y sostenido por tránsfugas, al que solamente le importa el sueldo al final del mes y el futuro político, no puede ser beneficioso para el transcurrir de un municipio que supera los 50.000 habitantes y que en los dos últimos años ha perdido mucho peso dentro de la sierra norte de Madrid.

La mala gestión municipal está llevando a Colmenar Viejo a situarse  a la cola de una gran parte de los servicios públicos, Si este gobierno ya consiguió que fuera nominado por los expertos como uno de los municipios menos transparentes de España, a pesar de que Jorge García denunciara a los antiguos concejales de Ciudadanos por su falta de transparencia el en Portal Municipal, el transcurrir del tiempo podría situarle como el peor municipio en otras muchas facetas.

Mientras Casado y Ayuso se han quitado la careta últimamente y han asumido en sus vocabularios el discurso del fascismo, acusando a los emigrantes de ser los causantes de todos los males de este país y mientras Almeida ha centrado su lucha en colocar placas callejeras con nombres que homenajean matanzas franquistas, el alcalde de Colmenar Viejo, alejado de la realidad, vive el sueño de la indiferencia y del pasotismo.

Poca preocupación por la gestión del dinero público

Poco le importa a este gobierno la gestión del dinero público. Se asfaltan calles que a los cuatro días vuelven a ser levantadas por empresas de agua, telefonía o luz, sin que la planificación entre dentro del sentido común. El mal asfaltado y la unión de las nuevas argamasas provocan baches imposibles de digerir.

La basura continúa siendo otro de los emblemas del pasotismo municipal. Si ya se tardó una barbaridad en adjudicar el mayor contrato del Ayuntamiento por fallos del propio gobierno en el concurso, provocando que muchas zonas de Colmenar fueran un criadero de ratas, tras su adjudicación, la cosa no ha variado mucho. Contenedores rotos, basura sin recoger y el estercolero inundando las calles nuestras calles.

Pero sin duda alguna, ese pasotismo del equipo de gobierno de tránsfugas se puede apreciar en materias tan relevantes y de primera necesidad como la educación pública (Colegio Héroes Dos de Mayo), cuyas obras de ampliación parecen prolongarse a lo largo de años y años. Y especialmente en la sanidad pública, con el desmantelamiento de los centros de salud y el cierre y sin visos de que se abra, de las urgencias colmenareñas, por parte de la Comunidad de Madrid y con el beneplácito del propio alcalde, como así lo ha manifestado en más de una ocasión, marca claramente la política, en materia pública, de un gobierno que, poco a poco, se ha ido inclinando hacia la extrema derecha, asumiendo incluso su vocabulario.

Presumir de macrovertedero

Ahora que se ha puesto tan de moda todo lo macro, tras las declaraciones del Ministro Garzón sobre las granjas basura o macrogranjas, cuyas declaraciones los ganaderos colmenareños deberían agradecer, ya que este municipio ganadero por excelencia, se nutre de una ganadería sostenible y de campo, no de animales hacinados en prisiones ganaderas.

Pues como señalábamos anteriormente el prefijo “macro” se ha puesto muy de moda, aunque Colmenar Viejo ya lo acuñaba desde hace muchos años, ya que se trata del municipio donde más basura se acumula de toda la zona norte de Madrid. 

Además, si de algo presume este gobierno municipal, es del macrovertedero situado en terreno colmenareños y muy cercano al pueblo y que próximamente será ampliado con el beneplácito del gobierno municipal y de la propia Comunidad de Madrid. Un vertedero que recoge la basura de decenas de municipios de la zona, generando una contaminación terrible de los acuíferos del municipio.

Además de esta contaminación, la otra es la que reciben los propios colmenareños en sus olfatos. El olor nauseabundo de la basura se esparce por gran parte del municipio, provocando situaciones muy desagradables para numerosos colmenareños, dependiendo de dónde residan y de cómo sople el aire.

Y es que así son nuestros actuales dirigentes, dicen NO a las urgencias sanitarias obligando a los vecinos a desplazarse a otros municipios o a hospitales. Y sin embargo dicen SÍ a los macrovertederos, obligando a los vecinos a adsorber el aroma de las basuras y a muchos animales a pastar en su entorno

Esto es lo que suele ocurrir a los políticos cuando piensan más y ponen por delante su futuro político que las necesidades de los vecinos. El alcalde de Colmenar Viejo es un vivo ejemplo de esta política de ascensores y señuelos.